Gran Sabana no postal

Mi madre siempre dice que vivo "en el fin del mundo". Yo vivo en la Gran Sabana, en el sureste extremo de Venezuela, en un sitio tan distante
y tan distinto que hasta se me ocurrió quedarme a vivir. Los invito a conocer esa Sabana que experimento en mi cotianidad: la Gran Sabana no postal.

jueves, 9 de enero de 2014

La Tuenkarón de Akurimá





Tosca, de mirada desorbitada, la Tuenkarón de Akurimá brota desde una orquídea en la plazoleta de la redoma, desconcertando, impactando, espantando a quienes pasan. Fotos: Morelia Morillo

En la mitología pemón, Tuenkarón es un ser que vive en las aguas y que, en defensa de su entorno, rechaza la presencia humana.

En Akurimá, una urbanización ubicada al norte de Santa Elena de Uairén, la capital del municipio Gran Sabana, fronterizo con Brasil, Tuenkarón, según se dice, es esa escultura tosca, de mirada desorbitada, que brota desde una orquídea en la plazoleta de la redoma, desconcertando, impactando, espantando a quienes pasan.

La leyenda la describe como una mujer pequeña, joven, de cabellos largos, lacios y negros, similar a una sirena, muy hermosa, muy atractiva para los hombres.

En el libro de Mitología pemón, de monseñor Mariano Gutiérrez Salazar, se indica que Tuenkarón es poco frecuente en la tradición de este pueblo, un ser fabuloso, descrito con cuerpo de mujer, de larguísima cabellera y extremidades de pez.

Tuenkaron aparece, según el autor, al principio de la leyenda de los Makunaima, personajes fundacionales del pueblo pemón, como la mujer que cautivó a Wei, el sol.

Tras rechazarlo, lo ayudó a conseguir una mujer y otra, ninguna de las dos funcionó para él; Wei amenazó con secarle el río; entonces, al extremo, Tuenkarón le envió a Kakó, la mujer de jaspe, compañera definitiva del sol.

En Akurimá nadie sabe, con certeza, quién es, ni qué significa la escultura ubicada sobre la redoma; en Ingeniería Municipal no tienen “idea” de la razón de la extraña figura y en el Instituto Municipal para la Cultura y las Artes (IMCA) se dice, sin certeza, que la pieza está inspirada en Tuenkarón, por ahora, la versión que cobra mayor fuerza.

Los vecinos suman que se trata de un regalo que le fue obsequiado al alcalde, Manuel De Jesús Vallés, por un artista brasilero y que este, agradecido, decidió colocarlo en un lugar especial, la plazoleta, la redoma con jardinería de piedra sembrada de bambú.

Lo cierto: la Tuenkarón de la Akurimá continúa, como la de las aguas del río, espantando la presencia humana; siendo, la de factura brasilera, mucho más vulnerable: aunque no lleva más de seis meses en la plazoleta ya tiene rayas obscenas en espray rojo sobre su torso y le faltan un par de dedos, el anular de la mano derecha y el meñique de la mano izquierda.
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